En la película de Dominga Sotomayor, De jueves a domingo (2013), el rol del paisaje tiene una relación directa con la vivencia en la que una familia hace su último viaje, antes de la separación de los padres. El paisaje se transforma en eco del devenir de la pérdida de inocencia de la protagonista Lucía. El paisaje, visto a través de la mirada de los ojos de Lucía, aparece como un correlato de la historia. La película trabaja no solo con el paisaje que aparece cada vez más desértico, sino que también muestra cómo los afectos y la intimidad de los personajes están directamente relacionados con ese paisaje: el que los niños observan enmarcado, desde la ventana de atrás, presenciando a la aparición del desierto y al fin de la infancia.