Hay distintas nociones de espacios y espacialidad en la obra de Raúl Zurita. En las siguientes páginas propongo que hay, al menos, tres nociones diferentes y complementarias de espacialidad. Primero, se encontrarían espacios de representación afectivos, virtuales y literarios (matemáticos, memorias, fantasías, sueños) que establecen zonas indeterminadas y fluidas en donde en donde sujetos y colectividades pueden cambiar de sentido y de registro afectivo. Segundo, están los paisajes nacionales tradicionales: desiertos, praderas, montañas, playas y ríos, los que se encuentran persistentemente marcados por la historia reciente nacional. Son los paisajes de la dictadura y la post-dictadura en donde la memoria, afectos y duelo se inscriben en ellos para poder redimirse simbólicamente en el texto. Por último, propongo pensar desde un punto de vista material y medial los espacios físicos en donde se inscribe y escribe más allá del libro y la lectura poética: el cielo de Nueva York (1982), el desierto de Atacama (1994) y el Memorial a los Detenidos desaparecidos y Ejecutados políticos (1994). El gran tamaño y la escala monumental de estas obras, inscripciones y performances toman un giro particularmente político, en especial, al asociarse claramente con el discurso político de la Transición a inicios de lo años 90 en Chile.